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Si hablas con un abogado, esa conversación estaría protegida por el privilegio abogado-cliente. Esto es especialmente importante si al final decides no hacer la divulgación al IRS. En cambio, una consulta con alguien que no es abogado (por ejemplo, con el contador del contribuyente) no estaría protegida por ese privilegio. Si el IRS descubre las cuentas o bienes financieros en el extranjero, el contador u otro no abogado del contribuyente podría convertirse en testigo para el IRS en contra del contribuyente o verse obligado a entregar registros y documentos. Esto no sería el caso si se hubiera consultado a un abogado.